Sentirnos tristes y apesadumbrados por la pérdida de un ser querido es una reacción normal. Lo anormal sería no experimentar esas sensaciones. Sabemos que es un momento duro. Te damos algunas claves para poder sobrellevarlo lo mejor posible.
Los instructores de Escuela de Crecimiento, una escuela de formación mindfulness online que imparte cursos para formar profesionales relacionados con el crecimiento personal, opinan que la persona que está de duelo ha de sentirse acompañada. El acompañante, ante todo, ha de ser comprensivo y empático. Esta es una etapa de la vida que la persona que lo sufre ha de cubrir por sí mismo. Nosotros debemos darle la seguridad de que estamos ahí.
Para poder crecer, las personas establecemos vínculos con otras personas. Cuando estos vínculos se rompen nos genera un desequilibrio emocional. Pasamos por un carrusel de emociones. Recuerdos, momentos de culpa por lo que podíamos haber hecho y no hicimos, tristeza.
El duelo es especialmente intenso cuando la persona que hemos perdido ha representado mucho en nuestras vidas. Como puede ser nuestros padres, que nos criaron de pequeños y siempre estuvieron allí. O la de un compañero o compañera con la que hemos compartido experiencias importantes.
Es inevitable que su recuerdo nos embargue en el momento menos pensado. No importa que su muerte fuera anunciada. Que estuviera sufriendo una larga enfermedad. Cuando el momento de su marcha se produce, nos impacta negativamente.
No hay una duración establecida para los duelos. Esa sensación amarga no se nos pasa cuando ha transcurrido un año o varios meses. El duelo es un proceso personal y cada persona lo vive como puede.
A pesar de ello, vamos a analizar este fenómeno y buscar algunas claves para que la etapa de duelo nos resulte lo más llevadera posible.
Las 5 etapas del duelo.
El duelo no se manifiesta siempre igual, pasa por diferentes etapas. La web de la B.B.C. comenta en un artículo el libro “Sobre la muerte y el morir” escrito por la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross. En él, la psiquiatra aborda los efectos que deja la muerte sobre las personas que quedamos vivas. Según la doctora, el duelo atraviesa por 5 etapas diferentes. El libro indica que son estas:
- Etapa de negación.
La persona afectada se resiste a aceptar la marcha del ser querido. Aunque, hasta cierto punto es consciente de lo que ha pasado, se niega a aceptarlo. Se resiste a pensar que la persona fallecida le ha dejado para siempre. Alberga en su mente el deseo de que en algún momento vuelva a aparecer por la puerta. Que vuelvan a verse cara a cara. Esta etapa tiene una duración limitada. En algún momento, la persona que lo sufre chocará con la realidad.
- Etapa de ira.
En esta fase, la persona tiende a albergar sentimientos de resentimiento. Intenta buscar culpables por la marcha del ser querido. Si el fallecido ha muerto en un hospital, pensamos que le han tratado mal y que si lo médicos hubieran hecho tal o cual cosa, aún seguiría con nosotros. Si la persona ha fallecido a consecuencia de un accidente, queremos con todas nuestras fuerzas que se haga justicia. Buscamos un culpable y queremos que sea castigado. Es una reacción que aparece cuando tomamos conciencia de que la muerte es irreversible.
- Etapa de negociación.
Es una fase de elucubración. Una forma de intentar apaciguar nuestro espíritu inventando situaciones que no ha sucedido. ¿Qué hubiera pasado si en lugar de coger el coche aquella mañana se hubiera quedado en casa? ¿Sí, en lugar de llevarlo a ese hospital, le hubiéramos llevado a otro? ¿Si hubiéramos detectado antes la enfermedad? En cierto modo, esta reacción nos tranquiliza, aunque sabemos que no podemos cambiar los hechos.
- Etapa de depresión.
Nuestra vida ha cambiado con la ausencia de esa persona. Sentimos un vacío en nuestro interior. Esa persona estaba allí y ahora no la tenemos con nosotros. Tendemos a sentirnos tristes. En cierto modo a aislarnos. No nos apetece hacer cosas que en otra época de nuestra vida nos llenaban.
- Etapa de aceptación.
Esta es la etapa final. No es que la persona se haya olvidado del ser querido, sino que aprende a vivir con su recuerdo, con el dolor que le ha dejado su muerte. Con el tiempo volverá a mostrarse alegre y dispuesta a vivir nuevas experiencias.
Claves para superar el duelo.
Probablemente, superar el duelo implique pasar por estas 5 etapas. Es un camino que debemos transitar irremediablemente. Sin embargo, hay una serie de cosas que podemos hacer para conseguir que nos resulte menos cuesta arriba. Partiendo del libro de la doctora Elisabeth Kübler, el periódico ElDiario.es nos da algunas claves para superar la pérdida del ser querido:
- Aceptar los propios sentimientos. De nada nos sirve revelarnos ante lo que sentimos en cada momento. Si nos apetece llorar, lo mejor que podemos hacer es dejar que el llanto salga. Todo lo que estamos experimentando durante el duelo obedece a un proceso de aceptación de la nueva realidad. De adaptación al nuevo escenario que se abre en nuestras vidas.
- Rodearse de personas queridas. Es un error pensar que el hueco que nos ha dejado la persona fallecida lo va a cubrir otra persona. Sin embargo, rodarnos de un círculo cercano de familiares o amigos nos ayuda a lidiar mejor con todo esta montaña rusa de emociones que es el duelo. El simple hecho de saber que tenemos esas personas cerca de nosotros, nos hace sentirnos mejor.
- Cuidar nuestra salud. Cuando perdemos a un ser querido tendemos a abandonarnos. Creemos que la marcha de esa persona tiene más importancia que nuestra propia vida. Comemos menos o lo hacemos de forma desordenada. Nos olvidamos de ir al médico si sentimos alguna dolencia. Descuidamos nuestra imagen personal. La vida sigue y sentirnos fuertes de salud contribuye a que superemos mejor este mal trago que nos ha tocado pasar.
- Recordar los buenos momentos. Recordar los momentos agradables que hemos vivido con el ser querido nos ayuda a disipar de nuestra mente la trágica imagen de su muerte. Es un ejercicio que nos hace bastante bien. La vida es un cúmulo de experiencias. El recuerdo de las vivencias gratificantes son una gasolina que nos aporta energía para seguir adelante.
- Buscar ayuda profesional. No es broma. El duelo es una situación complicada. Algunas personas no han conseguido gestionarlo bien y han caído en procesos de depresión. Si un duelo se prolonga demasiado en el tiempo, puede afectar a nuestra salud mental. Asistir a la consulta de un psicólogo, si vemos que lo necesitamos, puede ayudarnos a encontrar herramientas para lidiar con esa situación tan angustiosa.
La vida sigue.
Aunque soy consciente de que la situación es complicada, soy partidario de buscar actividades que nos permitan mantener la mente ocupada, para no darle demasiadas vueltas a las ideas negativas.
Para animar a la persona que está pasando un duelo solemos decirle: “Ánimo, la vida sigue.” No es una frase hecha para hacer que se sientan mejor. Tiene parte de verdad. Hacer cosas nos ayuda a reconducir nuestra mente. Estas son algunas actividades que te pueden ayudar a gestionar mejor el duelo:
- Escribir en un diario: Expresar tus pensamientos y emociones en un diario puede ser terapéutico y ayudarte a procesar el duelo de manera más saludable.
- Practicar meditación y mindfulness: Estas técnicas pueden ayudarte a mantenerte presente en el momento y a encontrar paz interior.
- Realizar actividades físicas: El ejercicio físico liberan endorfinas que mejoran el estado de ánimo. Caminar, correr, hacer yoga u otras formas de ejercicio pueden ser beneficiosas.
- Voluntariado: Participar en actividades de voluntariado puede brindarte un propósito en la vida y una conexión con los demás. Al tiempo que te permite enfocarte en ayudar a quienes lo necesitan.
- Crear un espacio de recuerdo: Dedica un lugar en tu hogar para recordar a la persona fallecida, con fotografías, objetos significativos, etc.
- Retomar pasatiempos: Reanuda actividades que solías disfrutar antes de la pérdida. Pintar, cocinar, leer o cualquier hobby que te guste puede servir como una distracción.
- Asistir a grupos de apoyo: Unirse a un grupo de apoyo para personas en duelo puede proporcionar un ambiente de comprensión y empatía, donde puedes compartir experiencias, recibir consejos útiles y conectar con personas que están pasando por la misma situación que tú.
- Cuidar de ti mismo: Asegúrate de descansar lo suficiente, alimentarte de manera adecuada y mantener una rutina diaria que incluya momentos de relajación y autocuidado.
- Participan en terapias creativas: El arte-terapia, la danza o la música pueden ser formas de expresar tus emociones y sacarlas para afuera.
- Aprende algo nuevo en memoria del ser querido: Algo que te recuerde a él y que te reconforte porque mantienes la conexión. Puede ser aprender a tocar la guitarra, hacer un curso de fotografía, restaurar muebles antiguos, etc.
La persona que se ha ido forma parte de tu vida, no la olvidarás nunca. Pasado el duelo, su recuerdo te seguirá acompañando, solo que de formas diferentes.