Soy de un pueblo de Lleida llamado Rialp, allí el tema de ir al cine está complicado, así que siempre que puedo me escapo con mi pareja algunos fines de semana al año a Barcelona. No nos pilla muy lejos, algo más de 200 kilómetros, lo suficiente para que no sea un viaje muy largo, pero lo también está lejos para hacerlo todos los fines de semana lógicamente.
Así que aprovechamos para hacer unas escapaditas con la ayuda de nuestros suegros que se encargan de nuestros dos nenes que todavía son pequeños para acompañarnos y así también desconectamos un poco, pues los niños, aunque son nuestra pasión agotan y mucho a veces.
Barcelona nos encanta porque siempre hay algo que hacer, así que además de meternos nuestras maratones de cine el viernes y el sábado, aprovechamos el resto del día para hacer turismo, acudir a exposiciones o en verano ir a la playa. Además, también somos unos fanáticos del buen terraceo, así que la mar de felices.
Lo que teníamos claro, es que para alojarnos queríamos estar en el centro, pues tienes acceso a todo y no pierdes el tiempo en los molestos desplazamientos en transporte público. Nos gusta “patear” la ciudad y alojarnos en un hotel que nos haga perder más de una hora entre ida y vuelta sinceramente no es el plan que más nos apetece.
El Hotel Boria, para nosotros un clásico
El próximo mes de diciembre hará un año de la primera escapada y nos alojamos en el hotel Hotel Boria. Este al final se ha convertido desde aquella vez en nuestro sitio fijo para alojarnos. Nos gusta porque está situado a un paso de los principales puntos turísticos y culturales del centro de Barcelona.
Algo curioso es que tiene 11 estancias de diferentes categorías cada una con un diseño diferente, por lo que parecemos coleccionistas de habitaciones en un mismo hotel, ya hemos estado alojados en 6 a ver si llegamos a ver las 5 restantes.
Lo que buscamos cuando vamos a Barcelona es disfrutar de la vitalidad de una ciudad así, pero a la hora del descanso buscábamos sitios de calidad y en un ambiente de tranquilidad. Así que aquí solemos estar, un barrio que por otra parte tiene mucha historia, pero que a la vez está lleno de propuestas artísticas que a nosotros nos encanta.
La primera vez que fuimos paseamos por el barrio del Born, que no conocíamos más que de paso. Después fuimos a visitar la Basílica de Santa María del Mar, el Museo Picasso, el mercado de Santa Caterina o las tiendas de más rabiosa actualidad, un paseo encantador la verdad.
Os recomiendo como os decía que os ubiquéis en zonas céntricas, así uno puede irse a comer, cenar, ir al teatro o al cine sin tener que perder el tiempo, algo que en nuestro caso que solemos ir de viernes noche a domingo es francamente necesario.
Además de ver la última película de Oliver Stone y dos películas españolas. Solemos ver bastante cine español, pero teníamos ganas de ver la película del director norteamericano sobre Snowden y no nos decepcionó, buen cine de un director que ha demostrado más que de sobra su buen hacer, quizás le falta algo más de mordacidaz, pero es de supongo que son cosas de la edad y el bueno de Oliver se va haciendo algo más conservador.
Dicen que es la edad que al final acaba tranquilizándonos a todos, pero yo creo que en Hollywood si quieres tener una larga carrera debes ser contestatarío, pero en pequeñas dosis o sino el sistema termina engulléndote.
Es tremendo en esta película como se habla del espionaje que hizo el gobierno norteamericano de la población mundial mediante los adelantos tecnológicos, además del cine, este último fin de semana aprovechamos para ir a un restaurante de comida balcánica que nos recomendó una amiga de mi mujer y salimos encantados.
Por motivos de tiempo no hemos podido ir, pero la próxima vez que vayamos queremos ir a un local que tocan jazz en directo cerca del hotel y así terminar la noche a ritmo de buena música. Así que ya sabéis, el tener el cine lejos del pueblo no es problema si de verdad eres un aficionado al séptimo arte.