No hay nada más aburrido que esperar en una sala de espera, da igual lo que se espere. Ya sea una cita con el dentista de HQ Tenerife, tan profesionales que la espera no es larga o con la Seguridad Social para tramitar algún asunto. La cuestión es que, las esperas, pueden ser muy tediosas y no hay nada mejor en esos momentos que contar con una buena compañía, como la que ofrece un libro. Gracias a estas páginas que encierran sueños, vivencias o hechos, podemos transportarnos a otro lugar y hacer que nuestra espera, sea más liviana.
La narrativa ofrece infinitas posibilidades a los ávidos lectores. A los voraces y a los menos fervorosos. En las estanterías de las librerías, podemos encontrar libros de divulgación, ensayos, poesía, libros de texto o novela, cuentos infantiles o no tan infantiles o literatura para adolescentes. Si queremos viajar a otro lugar durante un breve pero intenso lapso de tiempo, nada mejor que disfrutar de una buena novela y dejarse llevar por la imaginación.
También podemos llevarnos libros de pasatiempos para entrenar la mente o distraerla. Lo único importante es contar con el material de lectura adecuado y que más nos guste para que la espera, sea tan llevadera que no nos importe esperar.
Hay muchas personas a las que la sola idea de llevar un libro en la mochila, les produce dentera. Sin embargo, basta con adentrarse en el libro adecuado para que las ganas de leer, crezcan. Así que, aunque los libros te resulten aburridos, probablemente debido a que nos obligan a leer desde bien pequeños y sin capacidad de elección sobre lo que leemos, en este artículo vamos a intentar que eso cambie y, durante tus esperas, cuentes con la mejor compañía.
No somos muy conscientes del privilegio que es poder leer, lo tenemos como algo natural que no aprovechamos como es debido y leyendo cosas interesantes de manera habitual. Ni siquiera se percatan los que aseguran que no les gusta leer, de que pasan mucho tiempo leyendo. En la mayoría de los casos, cosas sin importancia, verdaderamente. Pero es así, leemos de forma continua, sobre todo desde la intromisión del móvil en nuestras vidas.
Un paso hacia los libros
Un error a la hora de aliarse con los libros, es acercarse a la lectura como si fuera una obligación, algo difícil y tedioso (como las salas de espera) que hay que hacer sí o sí. Sin embargo no es así, leer no tiene por qué ser una imposición ni mucho menos, aburrido.
Es fácil hacerse una lista de propuestas para el año nuevo o el mes que viene, de esas del tipo “quiero dejar de fumar” o “quiero apuntarme al gimnasio”, pero rara vez, la gente se propone un “voy a leer más” aunque seguro que hay muchos casos. Tras este pensamiento, se encuentra esa realidad aplastante: no se cumple con el objetivo. Es muy fácil romper el pacto que hacemos con nosotros mismos ante estas metas que nos proponemos, siempre existe alguna excusa para no hacerlo, por bueno que sea para nosotros.
Sin embargo, el propósito de la lectura no conlleva tanto sacrificio ni esfuerzo. Un buen libro puede resultar una experiencia maravillosamente increíble. En sus páginas podemos aprender cosas que van más allá de nuestro pequeño mundo, podemos conectar con las mentes más brillantes e interesantes y conocer personajes tan impactantes que parecen formar parte de nuestra vida.
Actualmente, el acceso a la información en general y los libros en particular es libre e ilimitado. Lejos, muy lejos quedan esos tiempos (que conocemos gracias a los libros) en los que el acceso solo estaba permitido a las altas esferas, como el clero. Hoy no es así y podemos leer los libros que queramos, cuando queramos. En muchas ocasiones incluso podemos tener un acceso gratuito, sea a través de internet o de la manera tradicional: yendo a la biblioteca.
Para los ávidos lectores, el paraíso tiene forma de biblioteca, dispone de miles de millones de ejemplares por todas partes, excelentemente colocados y accesibles, esperando para ser leídos. A modo de dato curioso, señalar que una de las bibliotecas más grandes del planeta es la Biblioteca Pública de Nueva York. En sus estanterías podemos encontrar más de tres millones de libros. El sueño de cualquier lector o lectora empedernido.
Cada libro es una historia, una aventura por descubrir. Un aprendizaje que nos lleva de un lugar a otro sin tener que movernos del sofá. Tener el hábito de la lectura es una de las mejores cosas que te pueden pasar.
Aunque no todos los lectores y lectoras empedernidos, hemos sido siempre tan adictos a la lectura. A veces, esa vocación, nos llega justo cuando dejamos de sentir la actividad como obligación. Desde pequeños se nos obliga a leer y, como decía párrafos atrás, no nos permiten decidir en esos casos lo que leemos. Cuando esa obligación pasa a ser elección, la cuestión cambia. Si escoges un libro y es el adecuado, esa pasión por la lectura, aumentará con cada libro que pase por tus manos.
Muchos lectores y lectoras, han llegado a apasionarse en el momento que han sentido que los libros, ofrecen una vía de escape. Del mismo modo que un paseo o la meditación ayudan a desconectar, la lectura puede actuar como un bálsamo y hacernos olvidar los desdenes de la vida cotidiana.
Convertir la lectura en parte de tu vida
De igual manera que dedicas tiempo a tus hobbies o a realizar algunas tareas, como perder el tiempo en las redes sociales, es posible convertir la lectura en un hábito y que sea parte de tu día a día. Para hacer que así sea, es necesario ser constante, evidentemente. No puede leerse un capitulo hoy y el siguiente dentro de diez días. Hay que hacerlo de forma continua, cada día si es posible y, así esas esperas, serás más amenas. Como pasamos mucho tiempo esperando, casi a diario nos toca esperar aunque sea al autobús, que mejor manera que esperar leyendo y así, cumplimos con nuestro propósito y creamos un hábito.
A continuación veamos algunos consejos que pueden hacer que la lectura, se convierta en costumbre con facilidad. Para empezar, hay que elegir el libro adecuado, ese que motive e incite a pasar las páginas. En este punto no es buena idea empezar con algo que pueda aburrirnos o nos resulte difícil de comprender. Algo que pasa si empezamos la andadura con la literatura clásica. La belleza que invade las páginas de estos libros es inigualable pero, a veces es difícil de leer. Por lo tanto, lo mejor es empezar con un libro más sencillo, aunque sea para jóvenes o incluso niños. Pensar en el tipo de películas que nos gustan, puede llevarnos con facilidad al tipo de libro que nos puede atrapar.
Una vez que has seleccionado tu libro, hay que dedicarle tiempo. Hacer una reserva en tu particular agenda y destinar un tiempo al día para leer unas páginas. Si colocamos la lectura después de alguna otra actividad que realicemos de forma habitual, se incluirá en la rutina diaria sin apenas darnos cuenta. Momentos como el trayecto al trabajo, antes de dormir o durante esas esperas son los mejores para llenar el tiempo con literatura.
No importa la cantidad, importa la calidad. Dedicar tiempo es esencial y da igual que sea poco, hay que ponerse objetivos fácilmente alcanzables. Si para empezar solo puedes dedicar dos minutos que puede dar para leer dos páginas, perfecto. Diez páginas o un capítulo al día también pueden ser un buen comienzo.
Por increíble que parezca, una vez que abres el libro, si es el adecuado, no hará falta más, el solo te cautivará y el trabajo se hará solo. Así que tiempo y constancia son fundamentales para construir un hábito.
Puede ser buena idea llevar un registro de los libros que lees y el tiempo que tardas en leerlos. Este planing puede motivar y hacer que quieras leer más sin darte cuenta, solo para superarte. Sea el tiempo que tardas en leer o el número de libros leídos o, simplemente, las páginas que puedes leer en un tiempo concreto… al final nos gustan los retos.
Llegados a este punto, algunas recomendaciones extra que, pueden ser los mandamientos del buen lector o lectora:
- Convertir el tiempo destinado a la lectura en un momento gratificante.
- Alejar las distracciones mientras disfrutas de la lectura.
- Cambiar de libro si es aburrido, no te gusta o no es adecuado en ese momento.
- Olvidarse de la preocupación por la velocidad de lectura.
- Compartir la experiencia de la lectura con el entorno.
- Llevar siempre, siempre, tu libro para aprovechar el tiempo y contar con la mejor compañía.
Dejar claro que leer no es un deber, es un derecho. Un derecho a tener tu momento y disfrutar de lo que te aporta una lectura. No hay que mirar a los libros como si fueran un castigo o lo más aburrido del mundo. Existen libros tan divertidos que las series cómicas parecen dramas a su lado. Solo hay que adentrarse en ellos y dejarse llevar, sea en el sofá de tu casa o en la sala de espera de algún lugar.