La llegada de un recién nacido a casa es un acontecimiento que nos llena de alegría. Una de las cosas más bonitas que pueden pasar en la vida. Por eso, no dudamos en documentarlo. Estas son las fotos familiares que nunca pueden faltar.
Si nos acordamos de nuestras madres, ellas tenían el comedor adornado con fotos tamaño grande de sus hijos (nosotros) cuando éramos pequeños, perfectamente enmarcadas y colgadas en la pared. Luego había otras, más pequeñas, donde aparecía toda la familia, que se colocaba sobre la mesa del comedor o en el aparador de la entrada.
Mi madre tenía dos álbumes fotográficos. Uno con fotos de mi hermano y otro con fotografías mías. En ellos guardaban todas las fotografías que nos habían hecho en los primeros cinco años de vida. Cuando llegaban visitas a casa no dudaba en sacar el álbum.
Los tiempos eran otros. Las fotografías eran analógicas y había que llevar el carrete de la cámara a revelar a una tienda. La recogida de cada carrete era como recibir un paquete sorpresa. Te llenaba de ilusión y no sabías lo que ibas a encontrar dentro.
Los tiempos han cambiado. Ahora hacemos fotografías a diestro y siniestro con el móvil en la mano. No buscamos el encuadre perfecto, ni la iluminación. Disparamos casi sin pensar. Son fotografías de usar y tirar. Aun así, con toda la práctica que hemos acumulado, de vez en cuando nos sale alguna foto especial. Entonces, la colocamos de fondo en el ordenador, en el móvil, la compartimos por WhatsApp con la familia.
Cuando queremos tener una foto más artística contratamos a un fotógrafo profesional. Quizás no tengamos álbumes físicos guardados en la librería del salón, ni fotos colgadas por toda la casa, aunque aún se encuentran bastantes, pero las fotos familiares siguen vigentes.
Hemos querido hablar con Alba. Una fotógrafa profesional que dirige el estudio Misma Órbita. Un estudio de fotografía y video de Alicante especializado en reportajes de boda y en fotos familiares. Nos dicen que las fotos de familia siguen de actualidad y entre ellas, las más solicitadas son las fotos de maternidad y las de niños pequeños.
Estas siguen siendo las fotos familiares que no pueden faltar en ninguna casa.
La maternidad.
La maternidad es una historia de ilusión contada con imágenes. Un relato que se divide en tres capítulos: el embarazo, la madre con el recién nacido y la lactancia.
El embarazo es la génesis. El origen de la vida. El momento en el que una mujer, en sus entrañas, está engendrando un nuevo ser. El niño, aún no nacido, forma parte de la madre. Es sangre de su sangre. Un momento precioso que todos los padres buscan guardar en su recuerdo.
No hay imagen más tierna que la de ver a una madre con el recién nacido en sus brazos. O cuando ambos están tumbados frente a frente sobre una cama. La ilusión se ha hecho realidad. Es algo factible.
El otro capítulo es la lactancia. Tener un bebé implica cuidarlo, alimentarlo, darle cariño para que se vaya haciendo cada vez más grande y más fuerte. Todo un proceso que queda sintetizado en una imagen tan sencilla y tan hermosa como la de la madre amamantando a su bebé.
El suplemento de “Estilo de Vida” del periódico El Mundo dedica un artículo al poder de las mamis en Instagram. Mujeres de entre 25 y 40 años que han decidido compartir su maternidad por redes sociales y acumulan miles de seguidores cada una.
Son en su mayoría madres trabajadoras. Mujeres, como cualquiera de nosotras, que cuidan de su familia al tiempo que llevan una vida independiente. Un modelo en el que se puede reflejar cualquier mujer de hoy en día.
En un momento en el que en nuestro país la maternidad está de capa caída, estas fotos son un ejemplo de que se puede llevar una vida plena a nivel profesional y personal y al mismo tiempo, tener hijos.
Estefanía, una doula de Pamplona que se hizo popular por retransmitir algunos partos por YouTube, dio el salto a Instagram fotografiando a las madres a las que ayudaba a dar a luz, con el retoño en sus brazos. Ahora tiene más de 200.000 seguidores. Estefanía es una aficionada empedernida de la fotografía. Si fuera por ella, podría estar echando fotos todo el tiempo. Dice que las fotos que comparte por redes sociales dan sentido a la profesión que desempeña.
La infancia.
La crianza y el crecimiento de nuestros hijos es otro de los momentos claves de nuestra vida. Forma parte del ciclo natural: Nacer, crecer y reproducirnos. Todos los animales cuidan de sus crías hasta que estas pueden valerse por sí mismas.
Este proceso de criar a otros seres dota de significado a la vida. Digamos que lo demás es accesorio. Es una superestructura que el hombre ha creado con la civilización. Por eso, atesorar fotos de nuestros hijos, sobre todo durante los 5 o 6 primeros años de vida, es un gesto que nos llena de regocijo.
Para eso no dudamos en hacerles fotos en el exterior, jugando en el parque, o en casa, cuando hacen esas monerías que tanta gracia nos hacen. Tienen esa ternura, esa ingenuidad que la vida nos ha terminado por arrebatar a medida que nos hacíamos adultos.
Eso lo saben en la guardería y en los colegios. Que cada año contratan a un fotógrafo para hacer una sesión de fotos a los niños y, ante la cual, los padres no podemos resistirnos y terminamos comprando el pack de fotos de turno.
Cuenta la revista Guía Infantil que solemos hacer más fotografías a nuestro primer hijo que a los que vienen después. No es que los queramos menos. Es, sencillamente, porque disponemos de más tiempo y porque nosotros también estamos aprendiendo.
Cuando tenemos más niños, sobre todo si se llevan poco tiempo entre sí, no tenemos tanto tiempo disponible para dedicárselo a uno de ellos. Al tiempo que cuidamos del pequeño, debemos atender a sus hermanos mayores.
Por otro lado, nadie nace sabiendo ser padre. Es una habilidad que adquirimos sobre la marcha. Igual que a nuestro hijo le ilusiona conocer cosas nuevas, dar avances en su desarrollo, aprender a hablar, a andar, etc. Nosotros nos sorprendemos con esos cambios, y queremos documentarlo con fotografías o con vídeos que reflejan su evolución.
Cuando son pequeños, los niños son el centro de la casa y eso queda reflejado en las fotografías familiares. Imágenes que, a veces, guardamos como si fueran el mayor de nuestros tesoros.
Por qué contratar un fotógrafo profesional.
Los que hemos sido padres lo sabemos. Nos convertimos en fotógrafos prolijos y no dejamos de hacer fotos de nuestros hijos continuamente. Sin embargo, como es normal, queremos guardar un recuerdo más especial. Con ese fin contratamos a un fotógrafo profesional para que nos haga una sesión de fotos o se la haga a los niños y tener un documento más profesional, con un enfoque más artístico.
Estas son algunas razones para contratar a un fotógrafo profesional para realizar estas fotografías familiares:
- Captura de momentos irrepetibles con calidad profesional: Los fotógrafos profesionales cuentan con equipos avanzados que garantizan fotos nítidas y bien iluminadas, ideales para imprimir o enmarcar. Su experiencia les permite capturar emociones y detalles que podrían pasar desapercibidos.
- Creación de un ambiente cómodo y natural: Los fotógrafos saben cómo crear un ambiente relajado y guiar las poses para obtener imágenes emocionantes. Tienen experiencia con bebés y niños, asegurando que las sesiones sean cómodas y productivas.
- Escenarios personalizados: Los fotógrafos de familia suelen contar con estudios preparados para estas sesiones, con iluminación y fondos especiales. Ofrecen opciones, como temas específicos o escenarios naturales, que reflejan la personalidad de la familia.
- Resaltan la belleza del momento: Durante el embarazo y la lactancia, saben destacar la conexión y la ternura entre la madre y el bebé. Prestan atención a los detalles, haciendo que estos enriquezcan el resultado final.
- Seguridad y profesionalidad: Especialmente importante es al fotografiar bebés, donde se necesita cuidado y atención en la manipulación del niño. Los fotógrafos garantizan seguridad en todo momento, tanto en el estudio como en exteriores.
- Edición de alta calidad: Otro aspecto importante es que los fotógrafos profesionales ofrecen edición cuidadosa para mejorar las imágenes, ajustando iluminación, colores y otros detalles sin perder naturalidad.
- Toque personal: Cada fotógrafo aporta su visión y estilo diferente, creando imágenes que van más allá de las típicas fotos familiares. Capturan sentimientos que reflejan la esencia de la familia, creando recuerdos llenos de significado. Todo ello desde un prisma personal, una seña de identidad que es diferente en cada profesional.
- Mayor durabilidad. Si invertimos en un fotógrafo sabemos que esa fotografía nos durará muchos años. No será una fotografía que se quedará perdida como tantas otras que hacemos con el móvil. El fotógrafo, además, nos la suele presentar en varios formatos para garantizar su conservación.
La familia es una parte importante de nuestras vidas. Dejarla plasmada en fotografías es un acto que nos resulta gratificante.