Pocos tratamientos dentales han creado tanto revuelo en la sociedad como la ortodoncia invisible. Su impacto social es innegable. Pero, ¿es verdad todo lo que se dice de ella? ¿Es tan buena como cuentan? ¿Se puede aplicar en todos los casos? ¿Tiene algún efecto secundario? Te contamos lo que debes saber sobre la ortodoncia invisible.
Desde que la ortodoncia invisible se comenzó a publicitar, cuando se hizo popular, llamó la atención de ciertos sectores de la población, que en un principio eran reacios a los tratamientos de ortodoncia. Muchos adultos decidieron a someterse a este tratamiento para conseguir una sonrisa más bella. La noticia de que ya no era necesario llevar los antiestéticos aparatos de brackets para corregir las malposiciones dentales, convenció a personas de entre 25 y 60 años para someterse a tratamientos que siempre se habían asociado a los adolescentes.
La ortodoncia invisible también es uno de los tratamientos dentales preferidos por los jóvenes. Ya sabemos que a determinada edad la imagen es primordial. Eso de ponerse un corrector que pasa desapercibido, seduce en sobremanera a adolescentes e incipientes veinteañeros. Su imagen ya no se ve afeada por los medios empleados en la ortodoncia tradicional.
Más allá del efecto estético, los doctores Lozano y López, directores de Policlínica Polident, una clínica dental interdisciplinar con más de 30 años de trayectoria en Pomares (Sevilla), opinan que la ortodoncia invisible revolucionó el campo de la ortodoncia. Ofreciendo una solución discreta y efectiva para corregir muchos problemas de malposición y maloclusión dentaria.
Este tratamiento representa un avance clínico en la salud dental. Ofrece resultados predecibles y permite efectuar un seguimiento de la evolución del paciente con menos visitas a la clínica dental.
Veamos más en profundidad los diferentes aspectos de la ortodoncia invisible y algunas cuestiones que, tal vez, se conozcan menos.
¿Qué es, en realidad, la ortodoncia invisible?
Según explica la revista médica Top Doctors, la ortodoncia invisible consiste en alinear y corregir tanto los dientes como la estructura ósea que los sostiene, utilizando dispositivos casi imperceptibles para el ojo humano. Esta técnica es una alternativa estética y discreta frente a los tradicionales brackets metálicos.
La modalidad más común dentro de esta especialidad es el uso de alineadores transparentes. Estos aparatos están confeccionados con materiales termoplásticos como el policarbonato, diseñados específicamente para adaptarse a la forma de la dentadura de cada paciente. A través de una sucesión de férulas personalizadas, cada una con pequeñas modificaciones respecto a la anterior, van alterando la posición de los dientes del paciente de manera progresiva.
El proceso comienza con un escáner dental en 3D, que permite obtener una imagen precisa de la boca del paciente. A partir de este archivo digital se generan las férulas, cada una con ajustes sutiles para que los dientes se vayan desplazando hacia la posición deseada.
Cada dos semanas, aproximadamente, se realiza un control donde se cambia la férula antigua por una nueva, ajustando nuevamente el tratamiento. Este seguimiento permite al ortodoncista monitorizar de cerca cada etapa del proceso.
Una de las ventajas más valoradas de esta técnica es que los alineadores son removibles. El paciente puede retirarlos para comer o para lavarse los dientes, siempre procurando llevarlos al menos 22 horas al día, para asegurar su eficacia.
Aunque se trata de un sistema más cómodo y estéticamente atractivo, los tiempos de tratamiento pueden ser algo más prolongados que los de los brackets tradicionales, oscilando entre los 9 y los 18 meses. No obstante, los cambios tras el tratamiento son visibles y satisfactorios.
Ventajas indiscutibles.
La ortodoncia invisible se ha convertido en una de las alternativas más populares entre quienes buscan corregir la posición de sus dientes sin recurrir a los tradicionales brackets metálicos. Esta opción presenta múltiples ventajas que la hacen especialmente atractiva para pacientes de todas las edades.
Una de las cualidades más valoradas es su comodidad: los correctores están fabricados a medida, con resina termoplástica suave de alta calidad, lo que evita molestias habituales, como rozaduras o heridas en la boca. Además, al ser removibles, el paciente puede retirarlos para comer y cepillarse, lo que facilita mantener una higiene dental adecuada sin que los restos de alimento queden atrapados en alambres o piezas metálicas.
Otra gran ventaja es su capacidad para abordar diversas alteraciones dentales. Ya sea que se trate de dientes apiñados, separados o torcidos, este sistema permite corregir estos problemas con eficacia y sin recurrir a métodos invasivos. El proceso comienza con un escáner por ordenador que sustituye a las incómodas radiografías tradicionales. Esta técnica capta miles de imágenes por segundo y permite al ortodoncista diseñar una férula perfectamente adaptada a la boca del paciente.
El tratamiento también ofrece libertad alimentaria, ya que al retirarse los alineadores durante las comidas, no existen restricciones sobre qué alimentos a consumir, siempre que se mantenga una higiene adecuada antes de volver a ponerse la férula.
Además de los beneficios físicos, esta técnica tiene un fuerte impacto en la autoestima. A diferencia de los brackets, la ortodoncia invisible permite al paciente sonreír con total naturalidad. Esto mejora su confianza y la percepción que tiene de sí mismo sin generar complejos.
Otra ventaja significativa es la reducción de visitas a la clínica dental. Muchos ortodoncistas programan revisiones cada cuatro semanas, entregando varios alineadores por adelantado. Por último, cabe señalar que el tratamiento suele completarse en un plazo máximo de 18 meses, lo que lo convierte en una solución fácil de llevar.
¿Es aplicable en todos los casos?
Aunque la ortodoncia invisible es una técnica revolucionaria, no siempre es la mejor opción. Puede resolver la mayoría de los casos, pero existen ciertas anomalías o dolencias que requieren técnicas más tradicionales. De hecho, se estima que en torno al 10% de los pacientes no obtendrían resultados óptimos con la ortodoncia invisible. Tal como destaca la odontóloga Manuela Escorial en la revista Cuídate +, es fundamental realizar un análisis personalizado antes de iniciar cualquier tratamiento. Esta evaluación permitirá saber si el método es viable o si sería más eficaz optar por otro enfoque más adecuado al problema concreto.
Algunas alteraciones como la mordida cruzada o la mordida abierta presentan desafíos especiales. En la primera, los dientes superiores no encajan con los inferiores al cerrar la boca. En la segunda, los dientes no llegan a tocarse completamente. Estas mal-oclusiones suelen estar asociadas con un crecimiento irregular de los maxilares o una desalineación de la mandíbula, lo que hace recomendable el uso de brackets fijos. En estos casos, el efecto de los correctores invisibles sobre la posición mandibular es muy limitado, lo que impide lograr una corrección efectiva.
Del mismo modo, cuando se necesita desplazar un grupo amplio de piezas dentales dentro de la arcada, el uso de correctores removibles no proporciona la fuerza necesaria para hacerlo. Mientras que los correctores invisibles actúan gradualmente sobre dientes individuales o pequeñas zonas, los brackets permiten ejercer una presión más uniforme y potente sobre toda la dentadura. Esto los hace más eficaces en movimientos complejos o de gran magnitud.
En personas con bruxismo severo, el uso de férulas de ortodoncia invisible puede tener un efecto contraproducente. El apretamiento constante de los dientes puede deformar la férula y reducir la eficacia del tratamiento.
El profesor Khaled Kasem, investigador en Odontología de la Universidad de Barcelona, advierte que esta técnica no está recomendada para menores que aún no han desarrollado completamente su dentadura. En estos casos, los movimientos dentales futuros podrían alterar los resultados. Como dice la ortodoncista Patricia Bratos, los alineadores invisibles sí son una opción muy ventajosa para pacientes con problemas periodontales, ya que permiten una higiene dental mucho más efectiva que la ortodoncia fija.
El odontólogo propone el tratamiento más adecuado.
Aunque, evidentemente, el especialista va a tener en cuenta tus preferencias, será él quien te proponga el tratamiento más adecuado para resolver tu problema concreto de maloclusión o malposición dentaria.
La ortodoncia invisible ha calado en la población por sus efectos estéticos, pero en la atención dental, siempre hay que poner la salud en el puesto de mando. Sabemos que resulta más atractivo llevar estás férulas traslúcidas, pero como hemos visto, hay veces que no son efectivas o que su eficacia es limitada. Quien mejor sabe cómo resolver estos problemas es el ortodoncista y no nosotros.
Conozco el caso de una señora que se empeñó en contratar una ortodoncia invisible para corregir un diastema, una apertura pronunciada del espacio que hay entre los incisivos de la arcada superior. Este problema se podría haber resuelto con la colocación de unas carillas dentales. Pero, esta señora, influenciada por la publicidad, se empeñó en que le pusieran los correctores invisibles y no dio su brazo a torcer. Después de gastarse el dinero en el tratamiento, se dio cuenta de que el diastema continuaba.
Otro caso típico es el de los niños y preadolescentes. Aunque resulta más atractiva la ortodoncia invisible, muchos ortodoncistas no la recomiendan para estas edades. Ya que implica un compromiso activo por parte del paciente para que el tratamiento produzca el resultado esperado.



