Hace tiempo que estoy fascinada con la cultura escandinava, empezó con el cine y desde mi último regalo de cumpleaños un pequeño libro de una autora escandinava me ha hecho plantearme seriamente la posibilidad de irme a pasar una temporada a estos países del norte de Europa.
Todo empezó con esa especial visión que tienen los originarios de estas tierras para transmitir con total precisión la naturaleza humana. Su cine es diferente, su corriente de cine dogma me inquieta, pero sus películas me parecen de lo mejor que se ha hecho en el cine contemporáneo.
Otro de mis cineastas favoritos en Lasse Hallström, este más popular y uno de los más asentados en el cine de Hollywood con películas como “Las Normas de la Casa de la Sidra” o “Chocolat”
La nueva generación de directores suecos también tiene muestras recientes como “Déjame Entrar” de Tomas Alfreson y “El Topo”. El noruego Morten Tyndum era casi un desconocido cuando se puso ante las cámaras para filmar “The Imitation Game”.
Mi hermana no entendía mi interés por los países nórdicos, si bien esta pasión mía por su cine sería la clave de nuestra estancia en Suecia.
Libros que vienen del Norte. “The Nordic Theory of Everything. In Search of a Better Life”
Mis amigos conscientes de esta fascinación que tengo por el cine nórdico siempre me regalan cosas relacionadas con Escandinavia.
Así fue como a mi hermana se le ocurrió regalarme el libro de Anu Partenen, “The Nordic Theory of Everything. In search of a better life”.
Mi hermana se enteró de la existencia de este libro al ver el documental de Michael Moore “¿Qué invadimos ahora?” Este documental parte de la ingeniosa premisa de recorrer diferentes países europeos para “invadirlos”, es decir para tomar aquellas decisiones políticas o sociales que les han permitido mejorar y aplicarlas a EEUU y en el hablaban de la Educación en los países nórdicos.
Mi hermana que estaba acabando magisterio, nunca había entendido mi fijación con los países nórdicos empezó a encontrarlo muy interesante y después de leer el libro de la autora finlandesa en la que ésta exponía la Educación en Finlandia. Incluso se unió a mis ciclos de cine nórdico.
Además, justo estábamos a punto de terminar la Universidad y la posibilidad de irnos a estudiar un Master a Escandinavia empezó a parecernos una estupenda opción.
En su libro Partenen explica cómo se mudó a EEUU en 2008, puesto que consideraba que le sería mucho más fácil encontrar trabajo como periodista en Nueva York que en Helsinki, para su sorpresa, sin embargo, una vez allí se dio cuenta de que las promesas de Libertad de oportunidades y Crecimiento Personal que habían caracterizado al país no eran como ella se había imaginado.
Muy al contrario, empezó a ser consciente de que su país natal tenía mucho que enseñar a esta nueva sociedad a la que había ido en busca de prosperidad.
Y es que, dejando atrás una serie de mitos falsos que rodean a las sociedades escandinavas existen una serie de fórmulas políticas, sociales y económicas muy interesantes e inspiradoras.
Por un lado, la clave del éxito está en la capacidad de estos gobiernos para proporcionar auténtica protección y servicio a sus ciudadanos, como es el caso de la Educación Universitaria gratuita o las guarderías para los niños.
En estos países para garantizar que todo el mundo pueda lograr sus objetivos, el apoyo del Estado vuelve a ser clave, no como auxilio en situaciones límite, sino como un derecho de todos los ciudadanos.
En este sentido la periodista afirma “creo que el enfoque nórdico de políticas sociales universales y básicas tiene sentido, porque la gente puede aceptarlo sin decir ´oh, es algo que me han dado a mí en particular y debería darme vergüenza´.
Si bien, no se trata de hacer proselitismo de estos países, ya que tampoco son sociedades perfectas, sin duda, su sistema es muy interesante.
Esta es la razón que nos llevó a mí y a mi hermana a mudarnos una temporada a Estocolmo. La mudanza fue una locura, conseguimos llevarnos uno de nuestros coches gracias a Transportescars, una empresa de transporte de vehículos especializada en el transporte nacional e internacional. Un servicio muy práctico que nos solucionó el gran dilema de cómo llevarnos nuestro coche a Estocolmo.
Lo que más nos costó fue adaptarnos al clima, en estos países en invierno a las tres de la tarde ya es de noche. A nosotras que nos encanta el sol, nos llevó un poco acostumbrarnos a tan pocas horas de luz, si bien, no nos arrepentimos en ningún momento de nuestra experiencia en la Universidad de Estocolmo.